(Por Rubén Borlenghi) Con un público que no aflojó a pesar de la extensión horaria, nueve horitas corridas por jornada, este Sexto Congreso Internacional de Biometría CIBRA 11 arrancó reforzando las premisas que tan caras son a Thill y Janices: estándares, interoperabilidad, articulación. Y los expositores les siguieron la corriente, nomás…

Con apenas diez minutos de retraso, y una puntualidad muy razonable el resto del día, la primera etapa de las sesiones formales del sexto Congreso Internacional de Biometría de la República Argentina largó con el ahora no breve discurso de bienvenida de Eduardo Thill, que si querés podrás escuchar aquí. ¿Puntos relevantes?

  • La biometría aparece como herramienta tecnológica de inclusión social en la reunión de Lisboa de 2010, se afirma como concepto en Iberoamérica y será refrendada en la Cumbre de Presidentes latinoamericanos de este año.
  • Ofrece la identificación fehaciente, a través de medios electrónicos
  • Se agrega a contenidos expresados en la Agenda Digital Argentina, como la formulación de estándares, la protección de la infraestructura crítica o el combate del ciberdelito
  • Se incluye en dependencias oficiales como la AFIP o ANMAT para el control de procesos internos.

La exposición de Thill incluyó un fragmento de un discurso de la Presidenta de la Nación donde se menciona la puesta en marcha de SIBIOS, Sistema Federal de Identificación Biométrica para la Seguridad. Este tema fue tratado por personal del Ministerio de Seguridad de la Nación en una presentación más extensa, el día final del congreso. Para notar, el tema de que cada funcionario que solicite información sobre un ciudadano en la enorme base de datos que sin duda será el resultado del SIBIOS, quedará registrado debidamente. La famosa accountability que le encanta a los del Norte.

Detallar una por una las presentaciones o intervenciones de expertos sería larguísimo, y además, varias de ellas están publicadas en esta página web oficial así que (creo) les va a ser más útil un poco de estadística.

  • Conté 30 presentaciones, de las cuales 20 fueron realizadas por instituciones o empresas extranjeras y las demás por funcionarios argentinos.
  • El público estaba compuesto, en su mayoría, por miembros de las fuerzas armadas y de seguridad, en menor cantidad, ejecutivos de áreas afines dentro del ambiente corporativo y financiero, y funcionarios de ministerios, secretarías o dependencias relacionadas con el tema.
  • Las jornadas se armaron por paneles de tres o cuatro disertantes, agrupados por similar enfoque temático
  • La duración de las presentaciones estuvo muy controlada, así que los retrasos de horarios fueron pocos y aceptables.
  • Los “stands” comerciales, en un salón lateral, tenían una presencia bastante discreta, además de que eran dos o tres, según como se los clasifique.
  • Las presentaciones tenían dos vertientes temáticas: mostrar un “caso de implementación en escala de país” o describir aplicaciones puntuales, como en el caso de la identificación por medio de datos odontológicos y genéticos, que fue objeto de una presentación de un odontólogo forense de Nueva York, otra de la ONTI y una de la policía científica de la provincia de Buenos Aires. De paso, me pude enterar que se pueden hacer ciertos análisis de ADN en dos horas.
  • Fue interesante observar que en varios casos relacionados con experiencias de recolección de datos de toda la población de un país, la legislación y la implementación de una documentación nacional que incluyera huellas dactiloscópicas y fotografía eran relativamente recientes. El contraste con la implantación en nuestro país de las leyes que dieron lugar a la creación de los Registros Civiles, la cédula de identidad y la libreta de enrolamiento (poco menos de cien años para la última, más de cien para los registros) era inmediato.
  • Se notó la decisión de varios de los expositores, en adaptar su presentación al lema del congreso (biometría en la inclusión social) y mostrar la decisión de sus gobiernos por formalizar el ingreso de porcentajes importantes de su población en planes de tipo asistencial. Quienes destacaron estas iniciativas fueron oradores por Irlanda; una empresa francesa que está proveyendo documentación personal en la India; Uruguay; Honduras; y diversas dependencias estatales argentinas.
  • Otro gran tema fue el control de fronteras, acompañado de una identificación precisa de viajeros. Acoplada a este, en un par de casos estuvo la identificación de delincuentes que traspasan fronteras a fin de refugiarse o cambiar de escenario delictivo.
  • Y eso nos lleva a tercer gran tema presente en el Congreso: el intercambio de información entre policías de diferentes países. Los obstáculos, según pude escuchar, pueden ser técnicos (diferentes tecnologías de captura de datos, que generan archivos informáticos incompatibles) o de procedimiento, dado que diferentes estados tramitan de distinta manera los pedidos relativos a identificación que reciben. ¿Quiénes informaron sobre esto en el congreso? Funcionarios civiles o policiales de Austria, Gran Bretaña, la Interpol (vino el jefe de identificación por huellas dactilares) y de Argentina
  • Los expositores provenían de tres áreas muy definidas (funcionarios de nivel ministerial o registral, policías dedicados a la investigación criminal, o profesionales de distintas áreas de la investigación forense) lo que produjo un clima de novedad que, con alguna excepción, se mantuvo los dos días.
  • La organización del Congreso, de acuerdo a lo expresado por casi todos los oradores extranjeros, fue impecable. Y ojito que yo no uso auriculares de traducción, escuché lo que dijeron en el inglés (algunas veces ripioso) de los oradores. Me encantó la doble pantalla con la PPT y la imagen del orador, allá en el frente. Ideal para los chicatos como yo. Aplauso aparte para las traductoras; qué paciencia…
  • Chisme menor: no, el representante de la Autoridad de Identidad de los Emiratos Árabes no apareció. Tal vez alguien le comentó lo de los controladores de Ezeiza.

Una mención aparte se merecen las intervenciones de cierre de Eduardo Thill y Pedro Janices al fin del segundo y tercer día de congreso; y en este último, además, transformando el dueto en troika con la inserción del Dr. Alejandro Prince.
El primer cierre, el martes al anochecer, estuvo dedicado a La Nube y Sus Promesas. El título es mío, la intención fue la de los disertantes.
Thill y Janices se dedicaron a puntualizar, a ratos con histrionismo y el resto con el debido dramatismo, el grave problema que supone la cantidad de gente que pone sus datos personales, en cuanto bono de sorteo o cuestionario le acerca una promotora de supermercado o una página web más o menos anónima.
Lo que indicaban es que la famosa Nube no es la entidad inasible, perfecta, equilibrada y anónima que se nos quiere mostrar, sino una colección de servidores, máquinas que están en la mayoría de los casos fuera de nuestro país; que las reglas que especifica qué hará la empresa de turno con nuestros datos, la letra chiquita de los Terms Of Service, contienen cláusulas que nadie lee pero todos (casi, aclaro…) aceptan alegre y automáticamente.
Y los datos quedan en poder de entidades más o menos inasibles, o de empresas a las que el particular de a pie jamás podrá perseguir legalmente. En contraste con esto, afirmaron los expositores, está el control (“la trazabilidad”, otro término del Vocabulario de Favoritos de Thill) que se puede ejercer sobre quienes manipulan los datos dentro de un organismo estatal dedicado a la guarda de los mismos.
Justamente. De eso se trata. Porque (y acá cito a Thill) los datos son nuestros, de los particulares. El Estado, o los organismos estatales designados para la recolección de datos personales, tienen la obligación de salvaguardar, reservar, proteger esa información de todo mal uso. Sea por parte de un extraño, o por parte de un agente del Estado.
¿Más señalamientos por parte de la troika? El tema de las historias clínicas electrónicas, por ejemplo. ¿Qué información más personal y reservada que el conjunto de las enfermedades, tratamientos o actos médicos que obraron sobre una persona a lo largo de su vida? ¿Cuánto se puede perjudicar a un individuo, si se da a publicidad que sufrió o sufre determinada patología? ¿A qué distancia estamos de la discriminación?
No son temas menores, evidentemente. Y tal vez hubiera sido bueno que entre el público hubiesen revistado más ciudadanos particulares, los de a pie, dado que la inscripción e ingreso a este y los anteriores congresos fue libre y gratuita, con el único requisito de inscribirse en su website. Dado que quien es el dueño de la información tiene el poder, según escuché hace unas décadas (ahí saltó McLuhan en la tumba) es importante recordar que
a) sí, seguro, mis datos son míos (yo ya lo sabía),
b) pero no los tengo sólo yo; los he confiado a un sistema informático estatal, y no por mi voluntad sino por imperio de la ley,
c) por lo cual espero, confío, deseo, que los administradores políticos del sistema sean permanentemente auditables.

No, por los administradores de sistemas no me preocupo, fui de ese palo y sé para donde corren. Son los administradores políticos los que deben recordar que están dando examen todos los días.
Y a juzgar por su verborragia y habilidad dialéctica, Thill y Janices están dando examen todos los días.
Que saquen buenas notas, más nos vale.


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Por Ricardog

Periodista científico especializado en tecnología. Médico en retiro efectivo.

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