Ekoparty 2014 (2ª parte): diferente, intensa, comunitaria

(por Rubén Borlenghi, el Microsaurio) Tres días de la parte “con” de Ekoparty Diez Años, donde las expectativas crecen al compás de los hacks y las tools. Con, esa palabreja estadounidense que es contracción de “conference” y sirve desde hace unos años (en el Norte Adinerado) para definir un puñado de reuniones (generalmente anuales) donde un racimo de gurús les tira a la cara un puñado de verdades y un kilo de obviedades a una multitud abigarrada, formada por pocos especialistas y abundante cholulaje.

Pues no, chavales, no se trata de eso. Las Ekopartys tienen un público diferente.

Que vi estratificarse a través de siete años con un cambio en este 2014. Vi pasar ejecutivos de empresa, programadores que funcionan a base de cerveza y noches interminables, severos admins que venían a enterarse de las mil maneras en que alguien les podría romper el… server, jóvenes (y no tanto) que venían a aprender cómo romper ese server (con fines educativos, por supuessssssto). Y claro, siempre más de un señor de traje y anteojos negros, un poco incómodo sin el traje y los anteojos, y sabiendo que todos sabían que él estaba allí. Y en cuanto a los expositores… dado que la mayoría del público se parece a esos aficionados a la ópera que se llevan la partitura al teatro, se trata de gurús que corren riesgos.

Y este año, gracias a la acertada decisión de poner el precio de la entrada a la mitad para estudiantes, vi aparecer… eso, estudiantes. Tantos, que algunos viajaron en grupos. No me refiero a los equipos de tres o cuatro integrantes que llegaron desde algunas provincias o desde países limítrofes. Me refiero a ese ómnibus donde cuarenta jóvenes de la Regional UTN de bzzzzzrrrrrrr (ahí pasó un avión despegando desde Aeroparque justo cuando el Fede Kirchbaum me lo explicaba) se vinieron a ver cómo se cuecen de verdad las habas. El tema es que bzzzrrr quedaba a centenares de kilómetros, Chaco o Formosa, parecía, y la amabilidad del Fede por explicarme se contraponía con los constantes llamados que desde el handy le reclamaban presencia urgente. Aunque se hizo tiempo para presentarme a unos estudiantes de secundaria (!!!) que también quería saber qué era lo que se cocinaba allí.

Si, las Ekoparty funcionan a base de litros de adrenalina. Como la desplegada también por Jero Basaldúa, Leo Pigñer, Francisco Amato y Juan P. Borgna, los fundadores y manos derechas de la Eko. Más una extensa fila de ayudantes que se merecieron el laaaaaargo aplauso del público en la lluviosa/gélida noche del viernes.

Y luego de empezar por el final, vamos a mis impresiones sobre tres intensísimos días. Ah, para los que aterrizan en esta nota y en este tema por primera vez, la Eko realmente dura cinco días, y los comentarios sobre la actividad de lunes y martes está aquí.

El miércoles, luego de la diluviada admisión y acreditación, arrancó con un panel llamado “Pasado y presente de la seguridad informática” donde (por orden de silla) Fernando Bonsembiante, Ivan Arce, Pablo Testa, Hernán Ochoa, Emiliano Kargieman y Luciano Martins nos refrescaron la memoria sobre qué se podía hacer con una Commodore o una MSX, y donde se oyeron frases como Eso era demostrar qué es hackear desde el culo del mundo o Ah, si, el Prince of Persia y el Mortal Kombat los craquié yo… (a lo que respondió un solitario y emocionado “gracias!!!!!” desde la platea y un feroz aplauso multitudinario de los jugones)

El bonzo Bonsembiante mostró ejemplares de la histórica revista (i-m-p-r-e-s-a en papel) Virus Report, Ochoa habló sobre la fraternidad de los BBS, y por si acaso explicó qué era un BBS. Y luego de hablar sobre un histórico ataque/hack a un teléfono público (si, eso) y mencionar algunos virus históricos que asolaron estas pampas digitales, terminaron preocupándose por el gran nivel de exposición que el público usuario tiene a los ataques actuales, “…se tira un línea de código y se afecta a millones de personas…” y el enorme control que se puede ejercer sobre la gente, mayor que en la peor de las distopias y me temo que no estaban hablando de hackers “particulares” sino de Poderes Estatales/Corporativos, pero en una de esas es sólo mi percepción personal…

Y después de los merecidísimos aplausos de rigor, allí arrancó la tremenda seguidilla de presentaciones, workshops, actividades extras, beer breaks…

Para los que adoran las estadísticas, ahí van algunas, gracias a la paciencia de Leo Pigñer:

* Concurrentes, unos 2.000 De ellos, cosa curiosa, se habían inscripto 1500 en la semana anterior a la apertura. Cosa significativa dado que desde casi tres meses antes se estaba ofreciendo la posibilidad de pagar con descuento (el asunto de los Early Birds), pero los que se decidían a último momento estuvieron a la orden del día. Tanto que en la lista de email de Ekoparty pude ver algunos mensajes de asistentes que el mismo miércoles estaban en Ezeiza y, retrasados por la lluvia, preguntaban si había aún localidades.

* Extranjeros asistentes, un 30%. Países más representados: Colombia y Brasil, en orden decreciente, con representantes de casi toda Sudamérica.

* Entre el público viajero había estadounidenses y canadienses, y un conferencista llegó desde la India.

* Según Leo y Fede, el cambio de sede impactó muy favorablemente, y los visitantes caracterizaron la nueva ubicación como más amplia y más cómoda. Y aunque eso no tiene que ver con la ubicación geográfica, Fede protestó “¿habrá una Eko en que el primer día no llueva?”

* Presentaciones (esas formales con PPT y en algunos casos, Demo!) hubo 27 descontado el panel de apertura.

*Talleres: se anunciaron 14, contando lockpicking, armado de antenas, inspecciones educativas de las wifis ajenas, y algunos filosos wargames, tales como los patrocinados por Onapsis y Eset. Algunas –muy pocas– eran conferencias estáticas, la mayoría eran con demostraciones herramientas en mano del expositor o en las de los asistentes.

*El famoso Capture The Flag, organizado otra vez por el equipo colombiano que capitanea Fernando Quintero y patrocinado por Symantec.

Como ves, nadie tuvo tiempo de aburrirse. La próxima te cuento qué me llamó más la atención. Y te aseguro que la elección fue muy difícil.