Muy bien, ahora que la polvareda levantada se asentó, vamos a hablar de TEDxBA, o sea, la versión local (independiente, de ahí la x). Estuve ahí en La Rural todo el día, escuché todas las charlas más las introducciones y finales del maestro de ceremonias, después leí las recopilaciones de hashtags, varios artículos a favor, alguno en contra, y todavía están pendientes algunas resoluciones. Pero mientras tanto, hago mi propio balance. Y se los adelanto: es positivo. Quizá porque vale la pena, de vez en cuando, parar la pelota, levantar la cabeza y ver qué hay más allá del arco contrario.

TEDx Buenos Aires se hizo todo el jueves 8 pasado en La Rural. Según los organizadores, asistieron cerca de 1400 personas y fue el evento TED más convocante hasta el momento, incluyendo los TED originales. La x agregada sirve para diferenciar el TED primigenio de las versiones que se organizan independientemente —pero siguiendo rígidas especificaciones— en otros países o por otras organizaciones, que no son la original.
Aquí se juntaron un grupo de emprendedores y de comunicadores para lograr que se llevara a cabo un TEDx en Buenos Aires, con el auspicio de, entre otras, Telefónica de Argentina e Intel.
Cada medio le dio el espacio que creyó que se merecía. Así, mientras Clarín le adjudicaba un suelto de apenas un cuarto de página, Crítica de la Argentina no sólo le dio una doble página a los pocos días, sino que a la semana siguiente le volvió a ofrecer todas las cuatro páginas del suplemento de ciencia y tecnología.

Mientras tanto, otras notas se publicaban y aparecían en Internet compilaciones de los twitteos que se hicieron durante todo el día. Tal es el caso de uno de sus organizadores, Santiago Bilinkis, que, no contento con twittear en tiempo real lo que iba sucediendo, publicó después una visión desde el backstage. O el ejemplo de Santiago Cavanna, que publicó tres recopilaciones de los twitts generados con el hashtag del día: #TEDxBA.
Claro, gran cantidad de los asistentes eran nerds, que enarbolaban sus notebooks y sus smartphones, twitteando lo que iba pasando en el escenario y el entretiempo, enviando fotos a Facebook y haciendo funcionar esa formidable maquinaria llamada web 2.0, que todavía no sabemos para dónde va, a pesar de los así llamados social media gurús que pretenden saber cuál es la verdadera dirección.
Era lógico que así sucediera porque, si bien TED es de la era preInternetiana, recién se convirtió en un fenómeno medianamente masivo (o todo lo masivo que puede convertirse una actividad predominantemente intelectual) gracias a la Red y, especialmente, a la viralidad, que iba distribuyendo por Youtube, por los blogs y por el resto de las redes sociales, los videos que la propia gente de TED puso online.
Incluso se generó un conflicto insólito, cuando Matías Alinovi, periodista de Página/12 escribió un artículo con fuertes críticas al evento, que alcanzó a ser publicado en la red, no le dieron luz verde en la edición del papel y al día siguiente, la versión online fue levantada, en un acto que no pocos calificaron de censura.
Este artículo (si lo querés leer, está publicado en mi blog personal) contiene un montón de afirmaciones con las que no estoy de acuerdo. Sin embargo, existe para que uno se ponga a pensar y reflexionar acerca de cosas en las que no lo había hecho antes. Quizá la intención del TED original fue una, pero la del TEDx Buenos Aires fue, sin ninguna duda, otra distinta. (Aclaración necesaria: En algún momento del fin de semana del 17 el artículo fue repuesto en esta dirección)
Dicen los que saben que Argentina es el país con el emprendedorismo más activo. Son muchos los eventos organizados por y para emprendedores, desde Palermo Valley a Ignite, como para dar dos ejemplos. De hecho no son pocos los que sostienen que el emprendimiento de varios es, precisamente, organizar eventos de emprendedorismo. Sin entrar a juzgar si son verdaderamente útiles o no, si sus resultados alcanzan o no las expectativas de los asistentes, lo cierto es que todos estos eventos tienen una cosa en común: se organizan principalmente con el fin de que unos emprendedores exitosos le cuenten a otros no tanto o que recién empiezan, sus historias a fin de inspirarlos en lo que emprendan.
TEDx fue organizado con ese espíritu: la inspiración. Pero, como corresponde, en este caso no se trataba sólo de ofrecer guías acerca de cómo vender más, o cuáles son las mejores estrategias de marketing o cómo ofrecer a los consumidores lo que ellos quieren. Acá los tópicos fueron más allá del día a día.
Acá es donde lo urgente (ganar plata) deja paso a lo importante (adquirir conocimiento). Es cierto que en 18 minutos no es posible enterarse de los detalles del big bang, de cómo el cerebro adquiere conocimientos o la problemática de las ciudades populosas. Y claro, ni todos los temas concitaron la misma atención (a nadie le interesan tooooodos los temas) ni hubo una homogeneidad en la calidad de las presentaciones.
Mientras muchos coincidieron en calificar las exposiciones de Mariano Sigman, Alberto Kornblihtt, Gabriel Gellon o Luis Moreno Ocampo como excelentes, mucha gente se desilusionó con la de Constanza Ceruti, la de Roberto Guareschi o la de Marcos Salt; o disfrutaron con las performances de Luis Pescetti y Marcelo Moguilevsky, mientras miraba a todos lados, azorados, durante la de Axel Krygier.
La organización fue casi impecable y los inconvenientes —menores, por cierto— fueron bastante bien resueltos por los responsables.
Lo cierto, y quiero que esto sirva como corolario a este editorial, es que por un día, dejamos de pensar en lo urgente, en lo cotidiano, en lo que habitualmente nos estresa, para escuchar y pensar en cosas más importantes. Seguro que 18 minutos no son suficientes para enterarte de todo, pero sí lo son para interesarte en el tema. Después, es tu propia responsabilidad si seguís investigando, averiguando, estudiando o no.
Tanto las críticas (como la de Matías Alinovi) como el propio TEDx, tienen la misma virtud que los “porqués” de un chico de cuatro años: te obligan a pensar en otras cosas. Y eso solo ya me parece bastante.


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Por Ricardog

Periodista científico especializado en tecnología. Médico en retiro efectivo.

4 comentarios en «TED en Buenos Aires: Lo urgente versus lo importante»
  1. Mi conclusion personal: OJALA SE REPITA !!!

  2. Supongo, Pablo, que te habrás dado cuenta de que el artículo es de abril de 2010 ¿no?

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